¿Qué son los cultivos de cobertura?

De Triple Performance

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Los cultivos de cobertura, también conocidos como cover crops, son cultivos que se siembran con el objetivo de mejorar la fertilidad del suelo, aumentar su capacidad de retención de agua, incrementar la biodiversidad y reducir la presencia de plagas en el cultivo principal. Su principal finalidad es mantener el suelo cubierto durante el mayor tiempo posible, logrando múltiples beneficios como el aumento de materia orgánica que activa microorganismos, la mejora en la capacidad de absorción de agua para aprovechar mejor las lluvias, la prevención de la erosión de la tierra, especialmente en las capas más fértiles del suelo, y la oxigenación del suelo mediante raíces que dejan espacios de aire.

Existen distintos tipos de cultivos de cobertura: los abonos verdes, que aumentan la fertilidad al ser especies herbáceas de rápido crecimiento y fácil descomposición; los cultivos permanentes en sistemas de frutales o viñas, que protegen el suelo de manera continua; y los cultivos de cobertura permanentes, que utilizan especies plurianuales con manejo periódico. Las leguminosas, como la alfalfa, son especialmente importantes en estos sistemas por su capacidad de fijar nitrógeno atmosférico gracias a los nódulos en sus raíces, beneficiando a los cultivos principales.

Para integrar estos cultivos en una explotación agrícola, se recomienda mantener un control mediante un cuaderno de campo de las siembras, cortes y rotaciones, y aprovechar herramientas que faciliten la gestión, como plataformas digitales. La adopción de cultivos de cobertura contribuye a una agricultura más sostenible, rentable y menos dependiente de insumos externos.


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¿Qué son los cultivos de cobertura? (es)
Países objetivo: España

Puntos clave

Los cultivos de cobertura mejoran la fertilidad del suelo mediante la incorporación de materia orgánica.
Este aumento de materia orgánica activa a los microorganismos del suelo, favoreciendo la fertilidad y la salud del ecosistema agrícola.
Los cultivos de cobertura incrementan la capacidad de retención de agua en el suelo.
Al mantener el suelo cubierto, se favorece el efecto esponja, permitiendo una mayor absorción y aprovechamiento del agua de lluvia.
Una de las principales funciones de los cultivos de cobertura es reducir la erosión y evitar la pérdida de tierra fértil.
Mantener el suelo cubierto durante más tiempo previene que las lluvias arrastren la capa superficial, que es la más productiva, y que se formen cárcavas.
Los cultivos de cobertura oxigenan el suelo sin necesidad de laboreo frecuente.
Las raíces oxigenan el suelo y, mediante especies con raíces pivotantes, se mejora la estructura sin recurrir a la labranza, favoreciendo la conservación de la materia orgánica.
Las leguminosas en los cultivos de cobertura aportan nitrógeno de forma natural gracias a sus nódulos microbiológicos.
Esta capacidad de fijar nitrógeno atmosférico las hace fundamentales para incrementar la fertilidad y reducir la dependencia de fertilizantes químicos.
La integración de cultivos de cobertura requiere una planificación cuidadosa en el control de siembras y cortes.
Utilizar herramientas de gestión, como un cuaderno de campo o software especializado, optimiza la implementación de estas prácticas y maximiza beneficios.
Variedades de cultivos de cobertura, como abonos verdes, cultivos permanentes y leguminosas, ofrecen flexibilidad para diferentes sistemas agrícolas.
Cada tipo aporta beneficios específicos como aumento de biomasa, mejora de la estructura del suelo y aporte de nitrógeno, adaptándose a distintos objetivos de sostenibilidad.

Fuentes