Efecto de la fecha de siembra del trigo sobre la infestación

La elección de la fecha de siembra es un factor esencial a tener en cuenta para el éxito del cultivo. Retrasar la siembra de los cereales de invierno unos días respecto a los períodos clásicos puede permitir una mejor gestión de la flora de malas hierbas posteriormente y en particular de las gramíneas.
Principio
El desplazamiento de la fecha de siembra permite:
- Evitar el período preferente de germinación de las gramíneas si se dan las condiciones agroclimáticas adecuadas (suelo preparado, rehumectación del suelo).
- Intervenir después de la salida de la dormancia de las semillas de ballico y hacerlas germinar antes de la siembra del trigo.
- Posicionar en mejores condiciones las intervenciones químicas de otoño (suelo generalmente más húmedo en noviembre).

El ballico germina aproximadamente a los 150 GD (grados día) tras un laboreo superficial del suelo. Una siembra el 25 de septiembre es casi simultánea con la germinación del ballico. El 100% de la población germina al mismo tiempo que el cultivo. En cambio, un desplazamiento al 19 de octubre permite evitar el 50 % de los ballicos potenciales y el 80 % para una siembra del 3/11.
Resultados de la práctica


Ahora surge la cuestión de la viabilidad y del impacto en el rendimiento.
¿Y la regulación de otras malas hierbas?
La práctica del desplazamiento de la siembra es realmente eficaz solo contra las monocotiledóneas y también se observan diferencias de sensibilidad dentro de esta categoría. Solo la regulación del ballico y el ray-grass es significativa. Por el contrario, en la gran mayoría de las dicotiledóneas (excepto los chenopodes) el efecto de la práctica no está demostrado o es simplemente nulo.

Impacto en el rendimiento
Desplazar 20 días la siembra de trigo blando respecto al período óptimo tiene poco impacto en el rendimiento (en promedio, en 3 campañas climáticas muy contrastadas).
Sin embargo, como se ha visto, a +20 días se reduce en un 40% la densidad de ballicos.
A +40 días, cuando la presión se reduce en un 75%, la pérdida de rendimiento es del orden de 15 quintales.

Viabilidad
De manera general, a partir de noviembre, cuanto más se retrasan las intervenciones, mayor es el riesgo de estar limitado debido al número de días en que es posible trabajar.
El nivel de viabilidad depende mucho del contexto local y de la climatología.
Sembrar a finales de octubre ofrece tantos días disponibles para la intervención (días en que se reúnen las condiciones adecuadas para realizar la siembra) como a mediados de octubre.
Sin embargo, las siembras tardías (mediados de noviembre en adelante) reducen el número de días en que se puede entrar en los campos. Si el número de hectáreas a sembrar es importante, conviene priorizar las parcelas más sucias para siembras tardías.
La misma problemática se presenta en las siembras tardías para las intervenciones de deshierbe. El número de días disponibles para los post-emergentes puede ser limitado, se aconseja anticipar y prever un deshierbe en pre-emergencia.
Conclusión
El desplazamiento sigue siendo una palanca poderosa para reducir el número de malas hierbas problemáticas en cereales de invierno (especialmente con la aparición de resistencias en el ballico). Para garantizar su beneficio, debe ser combinado con un posicionamiento óptimo del deshierbe químico desde el otoño (pre-emergente o post-emergente temprano). En situaciones fuertemente infestadas, a escala del sistema, debe ser reforzado con otras palancas (rotación, laboreo, falso barbecho…).
Desplazar la siembra 20 días permite reducir la presión de ciertas malas hierbas (-40% de densidad de ballico en promedio) y por tanto su nocividad, manteniendo el potencial de rendimiento.
Fuente
Este artículo fue redactado por Jasmin Razongles, estudiante de ingeniería agronómica en alternancia en el Centro Nacional de Agroecología.